"Después de mi muerte derramaré una lluvia de rosas."
Durante estos años de proyectos y campañas, Santa Teresita nos acompañó de una manera muy especial.
Por eso, en esta edición de Boletín Mozambique, donde compartimos la alegría de la salida del Segundo Envío de Ayuda Alimentaria,
y nuestro nuevo sueño de reabrir el Centro de Recuperación y Educación Nutricional Pfuka U Famba,
quisimos ofrecerle nuestro humilde homenaje, con flores, oración y este sencillo recuerdo.
Teresa nació el 2 de Enero de 1873 en Alencon, Francia. Era la hija menor de 9 hijos del matrimonio de Luis y Acelia María Guerin.
Tuvo una infancia feliz y llena de buenos ejemplos ya que sus padres eran ejemplares.
Cuando Teresita tenia cuatro años murió su mamá. Su padre procuró darle a ella y a sus cuatro hermanas todo el cariño posible.
Su hermana Paulina se volvió su segunda madre y Teresita la quería mucho.
Ante esa tristeza, Teresita enfermó gravemente. Sin embargo, vio que la Virgen que estaba en su cuarto le sonreía y poco después se curó.
Su padre enfermó perdiendo el uso de la razón a causa de dos ataques de parálisis. Celina su hermana, su encargo de cuidarlo hasta su muerte y después ingreso también al convento.
Fueron unos años difíciles para las hijas.
En el Carmelo rezaba por los misioneros de tierras lejanas que tenían frío, hambre o sed, o eran maltratados por llevar a Jesús a quienes no lo conocían.
Aunque nunca salió del convento, llego a ser la patrona de las misiones, pues muchos se salvaron gracias a ella y a su oración.
Teresita murió a los 24 años. El Papa Pío XI la declaró santa en 1925 y junto con San Francisco Javier, fue patrona de las misiones.
El Papa Juan Pablo II le declaró “Doctora de la Iglesia” en 1997.
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